Los cuidadores y cuidadoras, ya sea dentro el ámbito profesional, donde la persona cobra por su trabajo, como en aquellos casos en que un familiar o amigo tiene a su cargo una persona con una enfermedad grave crónica o con disminución psíquica, o con algún trastorno psíquico que hace muy difícil la convivencia, necesitan un espacio para poder hablar y compartir lo que les sucede, lo que viven, lo que sienten porque necesitan es sentirse escuchadas, acogidas, acompañadas.
Tanto cuidadores como cuidadoras necesitan cierto apoyo emocional y tener a alguien con quien desfogarse y que en cierto modo (y depende de los casos) les ayude (o no) a poner cierto orden al posible caos emocional o mental. Su principal necesidad y su demanda es tener un espacio y un tiempo para ellos mimos y poder llorar y que alguien les acoja, o hablar y que alguien les escuche o callar y no sentirse solas. Necesitan una burbuja en su vida cotidiana donde puedan decir todo aquello que callan, sienten y piensan y poder descargar, aunque así el peso de su día a día.
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