Creatividad

La creatividad es algo innato en el ser humano, como lo es el parpadear, el respirar o el soñar. Es la habilidad que todos tenemos, en mayor o menor medida, para utilizar nuestra imaginación y nuestra intuición, para crear cosas nuevas, para resolver problemas o conflictos, para explicar o relatar algo, para hacer conexiones… etc. Por eso se dice que somos cocreadores de nuestra vida, porque creamos con el Creador, con la vida, y creamos con quienes nos rodean.

Sin embargo en este escrito me refiero a la creatividad como una invitación a focalizar nuestra atención hacia el interior, hacia el propio mundo interno y dejar el espacio necesario para que la idea y la imaginación afloren. Es a través de esta actividad imaginativa, creativa y no agresiva, que podemos contactar con nosotr*s mism*s de manera suave, elegante y amable apreciando y valorando esta cualidad y capacidad que todos poseemos.

La creatividad es un puente por el que transita nuestro mundo interno hacia el mundo externo y viceversa, pero también es una vía de conexión íntima y personal, una manera de establecer una relación cordial, afectiva y efectiva con un* mism*. Al igual que cuando meditamos nos sentamos sin expectativas de ningún tipo, sin esperar nada, sino que estamos abiert*s y receptiv*s a lo que vaya surgiendo, el trabajo que propongo va por el mismo camino: darse el espacio para crear con una actitud curiosa y una observación libre de juicios y criticas.
Como en la meditación: con una mente abierta y un corazón receptivo.

La Creatividad es una herramienta fundamental para el cambio porque nos ancla en la realidad y nos impulsa a una mejora continua. En el viaje de autoconocimiento y autodescubrimiento, la creatividad es una actividad que permite, sin salir de la propia zona de confort, sin salir del propio refugio interior, explorar respuestas diferentes y encontrar otras salidas ante una dificultad. Este espacio interno se convierte en un laboratorio que nos invita a estar presentes, y desde el cual podemos desarrollar y practicar aspectos y actitudes que posteriormente, al igual que sucede con la meditación, se integraran de manera natural en nuestra cotidianidad.
Como en la meditación, cuando no descartamos nada, cada paso nos ayuda a crecer y a ampliar nuestra conciencia.

La Creatividad  es una especie de yoga, en el sentido de que une y nos permite relacionarnos con nosotr*s mism*s de manera amable, gratificante y generosa. Es un camino que nos ayuda a anclarnos en nuestro interior, no a través de la razón sino por medio de la intuición y es de la mano de ella que entramos en lo desconocido, en lo oculto, para darle forma y sacarlo al exterior. La creatividad nutre, aporta energía y facilita el equilibrio mental y emocional, nos armoniza.
Como la meditación, la creatividad surge de un lugar interior que es fuente de sanación.

Cuando creamos sencillamente somos, porque estamos en contacto con nosotr*s mism*s. Durante el proceso creativo el tiempo pierde importancia, aparcamos la prisa y practicamos ser como somos desde un lugar de libertad, sin condicionamientos externos y practicando dejar de lado las limitaciones que nos imponemos. Aprendemos a acogernos y a valorarnos, y a apreciar las cosas tal como son. Practicamos la autoestima aflojando la autoexigencia, y podemos llegar a sentir y vivir las limitaciones como un lugar en el que descansar en vez de sentirnos frustad*os por ellas.
Como en la meditación, descanso siendo como soy.

Jung decía que  la creatividad es la expresión natural de la psique, cuya imaginación va dando experiencia al ser humano como un ser consciente capaz de ejercer la voluntad y la responsabilidad de su conciencia.

La creatividad nos invita a vivir como un reto la cotidianidad. A menudo oigo en las sesiones de terapia: “no sé pintar”, “no sé escribir un poema”, “no tengo ni idea de fotografía” “no sé dibujar”…etc. pero la creatividad que propongo no va por ahí. La creatividad  no tiene que ver con el saber hacer algo, o dominar una disciplina artística, la creatividad tiene que ver con darse el permiso de expresar y dar forma a esa idea, sea como sea que salga, o sea como sea que la module. Es practicar la entrega a un* mism*, abrirse y entregarse y es en ese movimiento de apertura y entrega que se va adquiriendo soltura, frescura y autoestima;  dejamos de agredirnos y de reprimirnos y vamos descubriéndonos y sintiéndonos acogidos y recogidos por nosotr*s mism*s. Con el tiempo vamos adquiriendo responsabilidad y apertura de conciencia.
Como en la meditación, en la apertura y entrega a la práctica va abriéndose el corazón.

La creatividad es pues, un proceso intuitivo de descubrimiento y cambio que nos invita al autoexploración de manera amena y agradable; por esto me gusta incluirla dentro del proceso terapéutico. Esta es la preciosa enseñanza que nos aporta esta disciplina: trabajar con un* mism* para sí mism* nos nutre interiormente y nos vincula con el mundo que nos rodea.
En la creatividad no hay nada concreto que aprender ni hay nada especial que ir a buscar y sin embargo, como sucede cuando meditamos, un* se enriquece tan solo con la práctica de entrar en sí , ir a la fuente y descansar.

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