Al Chakra de la Coronilla se le representa como un loto de mil pétalos, sinónimo del infinito. Cada uno de los pétalos sintoniza con los más elevados estados de consciencia.
El Chakra de la Coronilla
El nombre en sánscrito significa “Mil Pétalos” o “El lugar que se habita sin apoyo”. Es el más sutil de todos los Chakras y está situado en la parte superior del cráneo, en la coronilla, considerado el lugar de conexión con la Conciencia Absoluta o Cósmica. Este Chakra también es conocido como el Centro de la Conciencia Cósmica o el “Yo Soy”. Es de color dorado o blanco.
El Chakra de la Coronilla es el séptimo de los centros de energía del cuerpo humano. Los seis Chakras anteriores nos conducen al Sahasrara, cuyo objetivo es la iluminación, la autorrealización, la unidad y el Ser divino.
Este Chakra es el punto culminante de toda experiencia mística, en él experimentamos el estado de trascendencia de la realidad mundana al infinito. Va más allá del mundo físico, se trata más bien de un estado del ser creando en la persona que lo experimenta sensación de plenitud, de éxtasis, bendición y embeleso; es el despertar, la iluminación, la liberación.
El Sahasrara es la luz del conocimiento y de la conciencia, es la visión global del universo, del amor universal, de la compasión infinita, de la conciencia colectiva y de la unidad. Su vibración o plena activación es la responsable del aura de la parte superior de la cabeza que presentan personas de gran humanidad. Su apertura tiene una condición clave: la humildad, la entrega y la capacidad de postrarse ante el Infinito.
Es en el Chakra de la Coronilla en donde tenemos la experiencia de un Dios superior como una presencia activa en nuestras vidas, viendo lo divino en todo lo que nos rodea. Este Chakra nos pone en contacto con lo eterno, con la inmortalidad, la parte permanente del alma. Es la conciencia de uno mismo y del universo al mismo tiempo.
Texto extraído del libro “Los Chakras – Mandalas de Energía”
Autora Tat – Montserrat Estrada
Edit. mtm